Cada año, una media de 4.500 mujeres desarrollan cáncer de ovario. A pesar de los avances realizados en la investigación, la tasa de mortalidad sigue siendo alta.
Generalmente los síntomas son pocos e inespecíficos y es precisamente por eso que el 80% de los cánceres de ovario se diagnostican sólo en una etapa avanzada.
La prevención y el hábito de controlarse periódicamente pueden reducir estos datos. Actualmente no existe ningún programa de cribado específico y fiable para la prevención del cáncer de ovario. No obstante, la revisión anual por el ginecólogo, la palpitación bimanual del ovario y una ecografía transvaginal puede ayudar en la detección temprana del cáncer.
Además del control anual con el ginecólogo, es imprescindible contactar con este último también y sobre todo ante la presencia de nuevos síntomas .
El cáncer de ovario se trata con un enfoque multidisciplinar:
1) El primer acto terapéutico es la cirugía, para extirpar gran parte de la enfermedad.
2) El siguiente paso es la quimioterapia.
La búsqueda es imparable. De hecho, se están realizando estudios sobre nuevos fármacos moleculares, para pacientes en los que el tumor se desarrolla a partir de mecanismos de mutación genética, e investigaciones encaminadas a caracterizar mejor a los pacientes desde el punto de vista molecular, con el fin de desarrollar terapias más personalizadas.
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